CONSPIRACIÓN: EL GRAN REINICIO
¿Es el coronavirus la excusa perfecta para la instauración de un nuevo orden mundial?
¿Hay detrás de la pandemia un maquiavélico plan para recortar derechos fundamentales y destruir la economía?
¿Es el coronavirus un arma biológica diseñada por un gobierno en la sombra para exterminar a la raza humana?
¿Esconde la vacuna de la covid-19 un “chip” transgénico para convertirnos en zombis?
La última conspiración surgida en torno al Coronavirus tiene un nombre: El Gran Reinicio. Y una fecha de inauguración: el 21 de enero de 2021. Ese día se habría celebrado en la ciudad Suiza de Davos, sede elegida desde treinta años atrás por el Foro Económico Mundial (FEM), una reunión que habría integrado a las élites financieras y políticas más poderosas del mundo. Este evento, auspiciado por el príncipe Carlos de Inglaterra y el propio fundador de FEM Klaus Schwab, habría tenido como objetivo diseñar un maquiavélico plan para reestructurar la economía aplicando un Nuevo Orden Mundial de ideología… socialista.
El plan de El Gran Reinicio habría surgido meses antes, cuando en mayo de 2020 fue presentado como propuesta en el FEM. La grave situación de crisis económica, a nivel mundial, que ha generado la pandemia de la COVID-19, habría sido el detonante para la articulación de una serie de medidas con el objetivo de rescatar a la economía.
Sin embargo, para los conspiracionistas esta excusa es simple fachada, pues detrás del FEM, al igual que otras entidades como el Club Bilderberg, se escondería un objetivo más siniestro.
La idea de que el coronavirus es un arma biológica diseñada para exterminar a la humanidad tiene numerosos defensores, muchos de ellos proceden incluso del ámbito de la biología y la medicina. Una de las principales impulsoras de esta teoría de la conspiración es la doctora Chindra Brandolino, portavoz de Médicos por la Verdad en Argentina.
Según la doctora Brandolino, el virus de la COVID-19 habría sido fabricado genéticamente en la ciudad china de Wuhan -donde se registraron los primeros casos de esta pandemia a finales de 2019- con intención de convertirse en un arma química. Desde China, el virus habría sido trasladado a Estados Unidos por un comité de prestigiosos médicos especialistas en el virus del SIDA que integran el Grupo de Trabajo de la Casa Blanca. Estos son quienes se habrían encargado de modificar genéticamente la cepa inicial de coronavirus, introduciendola en células de perros que luego servirían para fabricar vacunas contra la gripe: es lo que se conoce como “interferencia viral”.
Para hacerlo más resistente, a la cadena de ARN del coronavirus se le habrían insertado fragmentos del genoma del VIH, tal y como habría advertido el virólogo Luc Montagnier, Nobel de medicina precisamente por haber descubierto el virus del SIDA -aunque en los últimos años fuera desacreditado por su respaldo a terapias pseudocientíficas como la homeopatía-. Según declaró Montagnier en febrero de 2020 al canal frases CNews: “A una parte, no a todo el coronavirus del murciélago, alguien agregó secuencias, en particular el VIH. No es natural. Es el trabajo de profesionales, de biólogos moleculares. Un trabajo muy meticuloso”.
Estas manifestaciones de Montagnier, pusieron los cimientos para las teorías de la conspiración, que han encontrado respaldo entre “voces disidentes” del ámbito científico. Maximo Sandín, del departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid, afirma que si la COVID-19 existe, su origen es artificial. Según este doctor en ciencias biológicas, no es la primera vez que un virus pandémico es sospechoso de haber sido creado artificialmente. Desde la mal llamada “gripe española” hasta el ébola, pasando por el VIH que, según algunos conspiracionistas, procede de una fracasada vacuna contra la poliomielitis que fue experimentada con niños en el África central: “todo indica que antes fueron virus híbridos, creados al cultivarlos en animales, y que ahora son diseñados a propósito mediante manipulación genética en laboratorios. Virus que además se usan como herramienta de control social”.
CORONAVIRUS Y LA TECNOLOGÍA 5G
¿Cómo se habría extendido la pandemia de coronavirus? Según los teóricos de la conspiración, desde los laboratorios médicos de Estados Unidos se habría fabricado la vacuna contra la gripe. Dentro de esa vacuna se habría introducido el virus para contagiar a la población.
Fue así como un caballo de Troya para expandir el coronavirus en todo el mundo…
Por si no fuera suficiente, entre los “efectos colaterales” de esa vacuna estaría también el esterilizar a la población, ya que según el médico argentino (también ideólogo de la conspiración) Oscar Botta, su administración en mujeres embarazadas inhibiría el desarrollo de los gametos sexuales en el feto.
Lo cierto es que las teorías conspiranoicas son siempre lo suficientemente imaginativas como para proponer los más sofisticados medios de expansión.
La revista “Discovery DSalud”, conocida por abrigar en sus páginas artículos contra las vacunas y que niegan la pandemia, especulaba en junio de 2020 con la posibilidad de que el virus -suponiendo que exista- hubiera sido diseñado como arma “biológica” para ser expandido entre la población a través de radiofrecuencias.
Esta posibilidad es la que coincide con la famosa teoría que vincula el coronavirus con la telefonía móvil del 5G.
Como prueba de que el virus ha sido transmitido por radiofrecuencias, la revista “Discovery DSalud” menciona el hecho (aparentemente inexplicable) de que su contagio se haya extendido rápidamente por todos los continentes (no tienen en cuenta que los vuelos transoceánicos han facilitado su expansión) y que la mayoría de los afectados viven en países “donde se han instalado más antenas de la tecnología 5G” (no hay ningún estudio que confirme esta apreciación). Según la teoría serían las radiaciones electromagnéticas del 5G las que “implantarían” el ARN de la COVID-19 entre la población.
Paradójicamente, las mismas voces que defienden que la expansión del coronavirus es producida por la tecnología 5G, son las que se encargan de… ¡desmentir esta teoría! Así lo afirma la editorial de la misma revista “Discovery DSalud”, que reconoce que la vinculación del 5G con la COVID-19 es una ucronía, esto es, una ficción construida a partir de pruebas falsas: “En la revista entendemos que las cifras que se manejan son ficticias porque la fiabilidad de los test es nula y los números de ‘contagiados’ y ‘muertos por la Covid-19’ es una farsa (…) pero en un ejercicio de ucronía hemos decidido partir del supuesto de que fueran reales”.
Así pues, la posibilidad de que la tecnología 5G tenga algo que ver con la pandemia de la COVID-19 parece no tener cabida ni entre las propias teorías conspiranoicas.
LA VACUNA QUE NOS CONVERTIRÁ EN ZOMBIS
Según los conspiracionistas, con la extensión de la pandemia, las élites que nos gobiernan desde la sombra (léase FME y Club Bilderberg) ya tenían la excusa para imponer una “ley marcial” de arresto domiciliario. Y así lo hicieron cuando, en marzo de 2020, a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que es financiada por el magnate Bill Gates (1955) y las empresas farmacéuticas, se decretó el estado de alarma para instaurar el miedo, las élites habrían contado con la conveniencia de los medios de comunicación, que habrían vetado de su discurso a las voces disidentes que niegan el coronavirus o lo consideran un arma biológica.
En este contexto, cualquier medida sanitaria orientada a restringir los derechos de la ciudadanía. Así, por ejemplo, el uso obligatorio de la mascarilla, adquiere, para los conspiracionistas, un evidente significado simbólico: somos esclavos a los que se nos obliga a llevar un “tapabocas” que nos impide manifestarnos. Sin embargo, si esta medida de “obligar” a la ciudadanía a llevar un “tapabocas” responde -como aseguran los conspiracionistas- a un plan preestablecido por el gobierno en la sombra, ¿por qué no adoptaron esta medida desde el principio, en lugar de desaconsejar inicialmente su uso al no existir mascarillas? Si esta estrategia ya estaba diseñada, ¿por qué el FME o el Club Bilderberg no fabricaron “tapabocas” para todos?
Como quiera que, según los conspiracionistas, los hospitales están vacíos de enfermos de coronavirus, ¿còmo es posible hablar de armas “biológicas” impulsadas a través de El Gran Reinicio?
Los conspiracionistas tienen respuestas para todo: es la vacuna contra la COVID-19, el último peldaño en la instauración del Nuevo Orden Mundial que pretende implantar el FME, la Comisión Trilateral y el Club Bilderberg. Según los teóricos de la conspiración, muchas de estas teorías sobre las vacunas abrigan en realidad compuestos transgénicos con los que pretenden inocularnos un ARN modificado.
No en vano, la administración de este transgénico supuestamente perseguiría -además de infertilizar a las mujeres-, alterar aquellas regiones de nuestro genoma que tienen que ver con nuestra conducta volitiva. En otras palabras, la vacuna de la COVID-19 afectaría a nuestra voluntad y libre albedrío convirtiendonos en zombis. Vaya, que nos transformaría en simples marionetas manejadas por los que ostentan el poder a través del FME y el Club Bilderberg. ¿Nos convertiremos en zombis al arbitrio de los poderes en la sombra que mueven los hilos manipulándonos como simples marionetas?. Pues yo tengo mis dudas, solo hay que mirar las condiciones de uso de Amazon para darnos cuenta de que existe una cláusula en caso de que nos convirtamos en zombis.
¿UN VIRUS FANTASMA?
Los rumores difundidos por Montagnier acerca de una presumible artificialidad en el coronavirus han sido asimilados por una gran parte de la opinión pública precisamente por el prestigio intelectual que se le concede a un premio Nobel (es lo que se conoce como falacia de autoridad)
Esto rumores, sin embargo, fueron rápidamente desmentidos por la comunidad científica internacional: por esas mismas fechas, científicos y profesionales de salud pública firmaron un manifiesto en la revista médica “The Lancet”, en el que, solidarizándose con la labor realizada por los sanitarios chinos, condenaban enérgicamente estas teorías de la conspiración.
Por si eso fuera poco, hay que señalar que el propio discurso conspiracionista muestra un talón de Aquiles que termina por desinflarlo: no ofrece una coherencia interna al apostar siempre, y de manera indiscriminada, por varias explicaciones alternativas a la “oficial”… aunque estas sean contradictorias entre sí.
Por un lado, los conspiracionistas argumentan que el coronavirus es un arma “biológica”, diseñada en un laboratorio secreto por la élites que nos gobiernan desde la sombra como el Club Bilderberg o el foro económico Internacional y que utiliza las radiofrecuencias emitidas por las antenas del 5G para expandir su contagio entre la población.
Pero, al mismo tiempo, niegan que existan enfermos ingresados en hospitales, afirmando que las muertes atribuidas al virus ha sido, en realidad, producidas por otras patologías; argumentando que todo se trata de un bulo ideado por el gobierno en la sombra para instaurar un Nuevo Orden Mundial.
Así pues, cabe preguntarse, si el coronavirus es capaz de existir y no existir al mismo tiempo -como el gato de Schrödinger que ilustra la paradoja de la mecánica cuántica-, o nos encontramos con un virus tan fantasma… como los propios conspiracionistas.