EL PRIORATO DE SIÓN

Los miembros de esta organización dicen tener una relación estrecha con la ORDEN DEL TEMPLE, y afirman que ilustres figuras del pasado han pertenecido a la misma, desde LEONARDO DA VINCI a Víctor Hugo, pasando por Isaac Newton. Lo que sí resulta indiscutible es la existencia de una antigua ORDEN DE SIÓN, del tiempo de las Cruzadas; otra cosa es que lo que en la actualidad se denomina PRIORATO DE SIÓN haya mantenido su esencia desde entonces.

Se especula que en el año 1099, tras la conquista de Jerusalén, el gobernante de la ciudad, Godofredo de Boulion, fundó una misteriosa Orden sobre la abadía del monte Sión, una colina de Jerusalén. Esa sociedad impulsó la creación de la Orden de los pobres Caballeros de Cristo, más conocidos como templarios.

La Orden de Sión tuvo en su momento un gran poder, hasta el punto de que los reyes de la ciudad santa estarían todos vinculados a ella. Un poder considerable, eso sí, siempre entre bastidores, llegando incluso a afirmar que los reyes de la ciudad santa debían su trono a esta enigmática sociedad. Según estas teorías, al menos cinco de los nueve fundadores del Temple pertenecían a su vez a la Orden de Sión, como brazo armado de la misma, e incluso compartían el mismo Gran Maestre.

en 1188, un año después de la caída de Jerusalén en manos musulmanas, se produjo un cisma entre las dos órdenes que produjo su separación definitiva.

El priorato de sión

Según el Priorato de Sión, la pérdida de Tierra Santa fue culpa de la Orden del Temple, y más concretamente, de su Maestre Gérard de Ridefort, al que los documentos del Priorato acusaron de traición.

No en vano, se cree que este arrastró a los templarios a combatir en la batalla de los Cuernos de Hattin, que significó un desastre para los cruzados y propició la caída de la ciudad de Jerusalén. Después de este episodio la Orden de Sión se trasladó definitivamente a Francia, abandonando a los templarios de forma definitiva.

LA RUPTURA CON EL TEMPLE

La ruptura entre el Temple y la Orden de Sión se escenificó con la tala de un olmo de ochocientos años, en la ciudad de Gisors. A partir de ese momento, la Orden de Sión cambió su nombre por el de Priorato y se dedicó a proteger un gran secreto relacionado con los descendientes de la dinastía de los reyes merovingios, así como a restaurar en la monarquía de Francia a uno de sus miembros.

Y es que, por lo que se extrae de los documentos del Priorato, parece ser que el secreto que custodiaban era de enorme importancia. Sobre ello se ha especulado tanto que, en torno a esta organización se ha generado un halo de misterio que el propio Dan Brown, en su famosa obra El Código Da Vinci, ha explotado hasta convertirlo en un bestseller internacional.

EL SECRETO DE MARÍA MAGDALENA

La principal protagonista del secreto parece ser María Magdalena, quien, tras la crucifixión de Jesús, llegó a las Galias escoltada por José de Arimatea, portando el Santo Grial. Para el Priorato de Sión, María Magdalena era la esposa de Jesucristo, y cuando viajó lo hizo embarazada o acompañada de sus descendientes, o lo que es lo mismo, acompañada de la sangre real, la de Cristo, por lo que no se trataría del cáliz de la Última cena, sino de la sangre del Mesías en forma de descendencia.

La iglesia católica, supuestamente conocedora del secreto que guarda el Priorato, ocultó la realidad, de modo que la sucesión del Cristo permaneció en purna entre los herederos de Pedro y los de María Magdalena, los herederos de la fe y los herederos de la sangre real. Los caballeros templarios, siempre según las teorías del Priorato, también conocían el secreto, iniciando el culto a la Diosa Madre, María Magdalena (“el culto a las vírgenes negras), pues esta representaba la base de su existencia al identificarse con la madre del linaje perdido.

Los descendientes de Cristo y de María Magdalena se unieron en enlaces matrimoniales a los reyes francos, dando lugar a los merovingios. Alrededor del año 500 d.C., con el bautismo y conversión del rey Clodoveo, la iglesia romana se instauró como suprema autoridad espiritual de Occidente, pero parece que los merovingios seguían manteniendo simpatías por la religión arriana que practicaban antes de su conversión al cristianismo.

DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS:

El rey merovingio Dagoberto II fue asesinado, junto con toda su familia, por encargo de su propio mayordomo de palacio, Pipino de Heristal. La Iglesia, temerosa de perder poder, habría apoyado la conspiración y el regicidio. No en vano, con la muerte de Dagoberto y de todos sus descendientes, la dinastía merovingia llegó a su fin, y comenzó la de los mayordomos de palacio, los carolingios, que contaban con el apoyo eclesiástico.

Según el Priorato de Sión, algunos carolingios se casaron con mujeres merovingias y, es más, dice, que la dinastía merovingia no se extinguió con Dagoberto II. Los merovingios, la estirpe de Jesús, sobrevivió, a través de un hijo de Dagoberto que se habría salvado del asesinato familiar. Se llamaba Sigisberto IV, y entre sus descendientes nacería más tarde Godofredo de Bouillon, gobernador de Jerusalén tras su conquista por parte del ejército cruzado, bajo el título de Defensor del Santo Sepulcro.

Con Godofredo de Bouillon, un heredero de Jesús, es decir, de la estirpe de David, se volvió a restaurar en Jerusalén el linaje real de Cristo. Pero Godofredo, temeroso a la reacción de la Iglesia nunca lo manifestó, eso sí, procuró que la Orden de Sión y los Templarios mantuvieran el secreto y su protección.

Con la muerte de Godofredo, y tras la caída de Jerusalén y la pérdida de Tierra Santa, el proyecto de una dominación mundial bajo el imperio de los herederos de David, o lo que es lo mismo, de los descendientes de Cristo, se desmoronó. Los herederos de David se vieron una vez más sin corona y la existencia de la Orden del Temple se hizo innecesaria.

Algunos tratan de ver en esto una explicación de por qué los templarios no se resistieron cuando fueron apresados por las tropas del rey franco Felipe IV. Sin posesiones en ultramar, separados de la Orden de Sión y con los descendientes de los merovingios ya no era necesaria.

¿REALIDAD O ENGAÑO?

Los historiadores, tras haber analizado todo lo relacionado con el Priorato de Sión, creen que la antigüedad y los escritos sobre este no son verídicos. Afirman que el Priorato de Sión, en francés, Prieuré de Sión, es una organización fraternal, fundada y disuelta en Francia en 1956 por Pierre Plantard como parte de un engaño.

Dicen que Plantard creó una historia ficticia sobre una sociedad secreta fundada por Godofredo de Bouillon en el monte Sión, el Reino de Jerusalén en 1099, confundiéndolo con una orden monástica histórica genuina, la Abadía de Hagia María del Monte Sión. En la versión de Plantard, el Priorato se dedicó a instalar una línea de sangre secreta de la dinastía merovingia, en los tronos de Francia y el resto del territorio de Europa.

Después de adquirir notoriedad desde fines de la década de 1960 hasta la década de 1980, el mítico Priorato de Sión fue expuesto como una farsa creada por Plantard para su pretensión de ser el Gran Monarca profetizado por Nostradamus. Se descubrió que Plantard y sus cómplices falsificaron las pruebas presentadas en apoyo de su existencia histórica y sus actividades antes de 1956, en distintos lugares de Francia. El mito del Priorato de Sión ha sido desacreditado exhaustivamente por periodistas y estudiosos como uno de los mayores engaños del siglo XX.

RENNES-LE-CHÂTEAU

Los manuscritos presentados por Pierra Plantard, indicando que provenían del padre Bérenger Saunière, quien los habría descubierto mientras preparaba su iglesia, habrían sido realmente escritos por el mismo Pierre Plantard, y divulgados por su amigo Philippe de Cheisery.

Así, estos documentos falsificados pretendían mostrar la supervivencia de la dinastía merovingia de los reyes francos, y de este modo atribuir un linaje real a Pierre Plantard. PLatard manipuló las actividades de Aunière en Rennes-le-Château para demostrar sus reclamaciones relacionadas con el Priorato de Sión. De este modo, se calcula que entre 1961 y 1984 Plantard habría inventado el linaje legendario del Priorato de Sión, surgido de los restos de la Orden.

Otra razón para señalar como falsa la antigüedad del Priorato de Sión sería el propio registro del mismo el 20 de julio de 1956 en el Boletín Oficial de la República Francesa.

Los historiadores que se oponen a la verdadera existencia histórica del Priorato alegan que para mantener su engaño, Pierre Plantard argumentó, en 1989, que el Priorato, en realidad había sido fundado en el año 1681, en Rennes-le-Château; pero en esta ocasión ya había perdido toda su credibilidad.

Un tribunal francés ordenó registrar la casa de Plantard, requisando muchos documentos, entre ellos algunos que incluían su proclamación como rey legítimo de Francia. Muchos autores e historiadores franceses concluyeron que todo era un fraude y que el objetivo de esta lógica iniciática era un movimiento vanguardista dedicado a la restauración de la nobleza y la monarquía en Francia, mediante los derechos de realeza de Pierre Plantard.

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