En la práctica esotérica y la Wicca, el círculo es un espacio sagrado creado para realizar rituales, hechizos y otras prácticas espirituales. Es un espacio físico que se utiliza para concentrar la energía y la intención de los practicantes, y para establecer una conexión con la divinidad y las fuerzas de la naturaleza.

El círculo se construye trazando un círculo en el suelo con herramientas rituales, como una varita o un athame, y se crea un espacio sagrado en el que se establece una conexión con la divinidad y las fuerzas de la naturaleza. El círculo se considera un espacio seguro y protegido, en el que se puede trabajar con energías y fuerzas espirituales de manera segura y efectiva.

En la práctica de la Wicca, se cree que el círculo protege a los practicantes de influencias negativas, y ayuda a concentrar la energía y la intención en los rituales y hechizos. También se utiliza para honrar a los cuatro elementos y las fuerzas de la naturaleza, así como para invocar y conectar con la divinidad y los antepasados.

Una vez que se ha construido el círculo, se invoca a los espíritus y se realizan los rituales y hechizos, y luego se disuelve el círculo para liberar las energías y cerrar el espacio sagrado. El círculo es una práctica común en la Wicca y en otras tradiciones espirituales y esotéricas, y es considerado un elemento fundamental en la creación de una conexión segura y efectiva con el mundo espiritual.