Isaac Asimov es uno de los máximos exponentes de la ciencia ficción de todos los tiempos, eso está mas que claro. Su amplia trayectoria divulgativa sobre temas históricos, científicos y humanísticos permiten considerarlo un auténtico visionario que se adelantó a su época.

Entre 1964 y 1967 escribió una serie de ‘Profecías científicas’ describiendo como sería el mundo en el siglo XXI.

Internet, la telefonía móvil o los vehículos inteligentes son algunos de los inventos cuyo avance anticipó hace más de medio siglo Isaac Asimov, el genio de la ciencia ficción del siglo XX.

¿CUAL ES EL FUTURO QUE NOS ESPERA?

La verdad es que nadie sabe que es lo que va a pasar en el futuro, realmente el futuro no existe, solo es algo que ocurre en nuestra mente, ya que cuando alcanzamos ese futuro que teníamos en la mente deja de ser futuro y pasa a ser presente, son muchos los ideólogos y politólogos que habla abiertamente de ello en las redes sociales, nada se habla en los medios de comunicación tradicionales, pero yo, como soy curioso, observo y escucho (activamente) todos los medios de comunicación posibles, y he llegado a una conclusión, aquí para mi pequeña audiencia, y en un día en el que me siento ‘jodido’ porque mi madre ha sufrido un accidente y está en el hospital con una fractura grave; el futuro depende el pasado y el pasado también es ‘casi ahora’, cualquier ente o gobierno que sea capaz de cambiar el pasado (inmediato o no) será capaz de cambiar el futuro.

Esto es casi como una paradoja pero es lo que vemos cada día, guerras que no podemos ver, terroristas que no podemos ver, viajes a la luna que no nos podemos creer y cientos de miles de cosas que están manipuladas para hacernos creer que de manera individual no somos nada; ahora si que después de despacharme esta palabras vamos con el tema en cuestión que tenemos sobre la mesa.

tengo que hacer referencia al artículo original que se publicó el la revista Mas Allá en su número 397 y del escritor Anthony Lewis Simmons, a este artículo le he añadido parte de mis creencias como suplemento a este artículo que de entrada me parece genial, son simples aportaciones de opinión propia, usted se lo puede tomar como un cuento o como una verdad, como digo ‘allá usted’ con sus creencias.

Asimov

Isaac Asimov (1920 – 1992) puede y debe considerarse como uno de los grandes genios del siglo XX. Profesor de bioquímica (su miedo a la sangre le frustró su vocación de estudiar medicina). Judío de origen Ruso, pero nacionalizado estadounidense, su amplia labor divulgativa abarcó tantas ramas del saber que ni siquiera se sabe cuantos libros escribió, se calcula que pudieron ser alrededor de quinientos, sin contar antologías y otras publicaciones.

De su marcado carácter autodidacta da buena cuenta su frase: «La autoeducación es, estoy convencido, el único tipo de educación que existe, todo lo demás son mierdas y adoctrinamiento».

Su estilo ameno y directo hizo que llegase al gran público, ahora la gente joven no sabe ni quién es; menuda pandilla de ignorantes y engreidos que creen que con cobrar las mierdas de pagas de los gobiernos van a ser felices. El futuro se ve complicado, más bien se ve como una gran «mierda» en la que van a estar respirando su propio hedor, no serán los pedos de las vacas lo que acaben con el ser humano, será su ignorancia.

En 1967, Asimov publicaría un artículo titulado «El mundo en 1990», en el que, ejerciendo de improvisado Nostradamus, trata de ofrecer una crónica de como será el mundo y cuales serán los avances científicos en la última década del siglo XX.

«Predecir el futuro es una tarea imposible, muy poco agradecida, en la que se comete el más espantoso de los ridículos, y a menudo se obtiene solamente burlas y menosprecios. Sin embargo, como he escrito ciencia ficción durante más de un cuarto de siglo, se espera de mí esta predicción, y sería una cobardía tratar de evitarla….»

Asimov reconoce que sus profecías nada tienen de «adivinación», sino que responden a un análisis de las circunstancias que existirán en un futuro con sus posibles consecuencias. Obviamente no todas se han cumplido en la fecha prevista, pero si hay predicciones que parecen estar describiendo el escenario en el que vivimos.

Estas son algunas de las profecías que nos dibujan el escenario en el que hoy estamos viviendo.

LA GRAN EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA:

A mediados de la década de 1960, la población mundial superaga los 3.300 millones de habitantes, más o menos, haciendo un calculo estimado Isaac Asimov predice que para 1990 (y si antes no se ha producido una guerra termonuclear) «es virtualmente seguro que la población mundial habrá crecido al menos un 60%». en 1990, en el mundo habitaban casi unos 5.300 millones de personas…. la misma cifra que predijo Isaac Asimov.

LEYES ANTI-TABACO:

En los años 60 del siglo XX todavía no existía una conciencia social sobre los inconvenientes del uso de los cigarrillos. No fue hasta 1964 cuando las autoridades sanitarias de Estados Unidos comenzaron a advertir de que el tabaco podía producir cáncer y enfermedades coronarias. Aun así, no existían leyes que prohibieran fumar en espacios públicos.

Asimov parece anticiparse a la detección de riesgos de salud asociados a la exposición al humo para los no fumadores cuando, para un hipotético futuro advierte: “Es posible que se limite el fumar a los ‘fumadores’, donde los habituales a esta costumbre podrán entregarse a ella, a su placer, sin afectar al resto de la población”.

En la primera década del siglo XXI casi todos los países civilizados han aprobado leyes que prohíben fumar en espacios públicos, reservando áreas delimitadas para los fumadores.

¿HOTELES SUBMARINOS?

La precisión de las profecías de Isaac Asimov resulta, en ocasiones, sorprendente. Así por ejemplo, en su artículo publicado y escrito en 1967 comenta: “ Tal vez en 1990 se construya un hotel submarino, seguramente en Miami, Florida”. En 1986 -tan solo cuatro años antes de lo pronosticado por Asimov- se inaugura en Key Largo, Florida, el primer hotel submarino de Estados Unidos, el Jules Undersea Lodge.

¿EL FIN DEL PETRÓLEO?

Entre los años sesenta y setenta del pasado siglo XX, foros de economistas y expertos mundiales mostraron su preocupación por el agotamiento de materias primas como el petróleo.

Es en 1968 cuando se reúne el Club de Roma, entidad privada y de carácter no gubernamental, en el que un escogido grupo de políticos y científicos elabora el famoso informe “Los límites del crecimiento” (1972) – que se convertiría en un best seller con más de doce millones de copias vendidas –. Aparte de la explosión demográfica y la degradación del medio ambiente, el informe pronosticaba un déficit en las reservas de petróleo, que se iniciaría a partir de 1990.

También el geofísico M. King Hubbert (1903-1989), que trabajaba para la compañía petrolífera Shell, elaboró, a partir de la década de 1950, un modelo matemático predictivo que pretendía estimar el agotamiento de las reservas de crudo, y que es conocida como teoría del pico de Hubbert y que goza de gran aceptación en la industria petrolífera. Según este gráfico predictivo, la producción de petróleo alcanzaría su cénit poco antes de llegar al año 2000.

Sin embargo, tanto las predicciones del Club de Roma como la curva de Hubbert se equivocaron: en 1990 la extracción de crudo no solo ni se redujo, sino que se incrementó. El informe “Realidad y leyendas sobre el petróleo y su posible agotamiento (2015), elaborado por el instituto Español de Estudios Estratégicos, termina desinflando los alarmistas pronósticos de Hubbert: “ Lo cierto es que la profecía falló. El cénit del petróleo no llego en la década de 1990. Hubbert y su equipo se equivocaron. Los que siguieron su estela, que fueron muchos, fueron desgranando una serie de pronósticos que también ha sido desmentidos”.

Quien no se equivocó en su “profecía” fue Isaac Asimov. En contra de la mayoría de los pronósticos que (incluso en la década de los setenta del siglo XX y avalados en sus estimaciones por las propias compañías petrolíferas) auguraban un ocaso de las reservas petrolíferas, el genial escritor se atrevía a vaticinar, incluso unos cuantos años antes, lo siguiente: “Las fuentes de energía aún no significarán ningún problema inminente en 1990. Con un poco de suerte, quizá no llegue a ser ningún problema en absoluto. El petróleo y el carbón aún surgirán de la tierra… “.